Lucinda Williams anunció la publicación de su autobiografía en sus redes sociales. Después de pasar una mala temporada tras sufrir un ictus, ha aprovechado el tiempo para poner en papel su apasionante vida. Según sus propias palabras, «para cualquiera que se pregunte sobre mi viaje y los altibajos que lo acompañaron».
El título del libro viene dado por el estribillo de Metal Firecracker, una de las canciones que estaba en la obra maestra absoluta de la cantante de Lake Charles, Car Wheels On A Gravel Road. El título es, como no, «Don’t Tell Anybody The Secrets I Told You».
Lucinda, considerada unánimemente como una de los mejores compositoras de Estados Unidos en las últimas décadas, tiene mucho que contar. Las visitas de niña con su padre, poeta; a la casa de Flannery O’Connor, de la que recuerda su disciplina… ¡y sus pavos reales! El descubrimiento del Highway 61 Revisited de Bob Dylan a los doce años, que le animó a ser música. Su abandono de la universidad para acabar tocando en un pequeño club de folk de bourbon Street. La estrecha relación con los legendarios compositores que frecuentaban las escenas de Houston y Austin a finales de los 70s.
También aquella mudanza a California en 1984, donde editaría cuatro años más tarde el álbum homónimo que le sitió en el mapa, aunque Sony en Los Ángeles decía era demasiado country para el rock, y Sony en Nashville decía que era demasiado rockera para el country. Era country alternativo, pero todavía no se había inventado. Su grabación con Steve Earle, su complicada relación con todo tipo de sustancias. Esperemos que se abra en canal y cuente todas las historias que ha vivido.
El libro aparecerá el próximo día 25 de abril, en edición americana. Dos meses después, Lucinda será una de las estrellas del Azkena Rock Festival.
