Primero de todo agradecer a la sala Wolf de Barcelona que se encargaron de organizar el concierto y que además apostaron por una propuesta más que arriesgada pero a la vez más que interesante.
Antes del dúo protagonista de la noche que apuestan por un rock sin guitarras salieron a escena los locales The Deathlines que nos dieron una sesión de rock sin teclados y sin paliativos. Están en camino de publicar su primer larga duración y se dedicaron a desgranar una serie de canciones que ya tienen forma y cuerpo y que comparten energía y melodía a partes iguales.
Heredan el legado high energy que el rock escandinavo aportó a finales de los años noventa, lo dignifican y ofrecieron una descarga absolutamente “In your face” que sólo enturbió un sonido un poco embarullado. Loable esfuerzo y quedamos emplazados en su propio recital presentando oficialmente su debut.
Finalmente llegó la hora de que la dupla gala Moundrag tomara las tablas y nos ofreciera su inusual propuesta. Y si algo quedó claro desde el principio es que siendo sólo dos el minimalismo no entra en sus prioridades. Teclados y batería frente a frente y sin escatimar espacio se dedicaron a desgranar las canciones que componen su primer larga duración.
Batería in crescendo y teclados omnipresentes a un volumen atronador nos retrajeron a una época donde teclados y teclistas imponían su ley a la Vincent Crane o Keith Emerson, aunque se podían encontrar paralelismos con propuestas como las de DeWolff o Horisont, pero en clave mucho más excesiva.
Canciones como “Demon Race” o “The Creation” fueron (re)interpretadas con espacio para solos e improvisación. Aunque la parte central del concierto y más golosa fue cuando acometieron la extensa y barroca “La Poule”, veinte minutos de agotador tour de force donde hasta los Yes de «Close To The Edge” asomaron un poco la cabeza. Reválida pasada con nota y además decidieron acabar el concierto con guitarra incluida, ya que el guitarrista de los locales y psicodélicos.
Cachemira salió a escena para ejecutar con el dúo una revisión del “Race With The Devil” de los añejos Gun, que nada tienen que ver con los escoceses noventeros.
Una potente apuesta que debería atraer a más gente, ya que se hizo extraño no ver pulular por la sala al postureo retro que siguen a otras bandas de pelaje similar.
Fotos por Maurici Ribera Torres y José Manuel Pérez. Vídeo José Manuel Pérez.