Nos ha dejado David Crosby, uno de los padres fundacionales del RnR : con the Byrds, CS&N ( y su extensión con Young) y con una personal e intransferible carrera en solitario que despegó con esa supernova que es «If I Could Only Remember My Name«, Crosby marcó a una generación no sólo de oyentes,sino también de músicos ávidos de pura autenticidad.
Ejemplo perfecto de los excesos de una generación que (casi) no puso límites, su carácter hizo que fuera perdiendo amigos por el camino (como él mismo reconoció muchas veces), pero pocas leyendas cómo él entregaban discos tan interesantes a estas alturas de la película…
Y es que en ocasiones los mejores trabajos, las grandes obras maestras surgen en el momento más bajo de un artista, cuando ha tocado fondo. Es el caso de ‘If I Could Only Remember My Name’. A finales de 1970 Crosby se refugió en los estudios Wally Heider de San Francisco para dar salida no sólo a canciones ya esbozadas (algunas en hibernación desde la época de los Byrds), sino también a sentimientos y emociones encerrados en una especie de caja de Pandora.
Para afrontar este hercúleo reto no se rodeó de simples músicos, sino de amigos: Graham Nash, Neil Young, Joni Mitchell y miembros de Jefferson Airplane, Santana y Grateful Dead pusieron su granito de arena para crear una obra tan sublime como inimitable, una mágica fotografía del momento, el sitio y el sentimiento exacto.
Fare thee well David…