Aprovechando una parada en el camino de Traffic, debido a problemas de salud de Steve Winwood, su batería, Jim Capaldi, se encerró en los míticos estudios de grabación sureños Muscle Shoals para dar forma a un mágico debut (y a la postre el mejor álbum de su carrera): ‘Oh how we danced’ (1972). Con la sabia aportación de viejos colegas como Rick Grech (Blind Faith), Jim Gordon (Derek & the Dominos), Paul Kossoff (Free) o sus propios compañeros de grupo (Dave Mason, Chris Wood o el mismísimo Winwood), además de la impronta de los legendarios músicos del mencionado estudio.
Capaldi echó por tierra la extraña (pero habitualmente acertada) teoría de que los percusionistas de rock son incapaces de componer grandes discos. Sin alejarse en exceso del sonido de la banda madre, y con su imperfecta aunque emotiva voz, Jim impregnó un puñado de inspiradísimas composiciones con mucho soul, algo de blues y una extremada sensibilidad, en uno de los trabajos más especiales de los setenta por descubrir y recuperar….
NO MUSIC. NO LIFE. PLAY IT LOUD, MUTHA! FUCK YOUR SPEAKERS. MAKE ART NOT FRIENDS. MUSIC IS MEDICINE
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