ZAZ, UN MARTILLO LUMINOSO

En una noche con el cielo completamente despejado, una luna a medio descubrir y la siempre agradecida brisa de la playa de Las Canteras de media tarde, el Auditorio Alfredo Kraus se preparaba impaciente para recibir a Isabelle Geffroy, ZAZ. A pesar del retraso debido a la tardía llegaba de su avión, pronto se hizo patente que el respetable sería capaz de perdonar cualquier cosa. 

Y es que apenas su banda entró en el escenario y sonaron las primeras notas de Les jours heureux, la voz de ZAZ comenzó a sonar mientras la artista descendía por sorpresa desde lo alto del auditorio ante la cara perpleja de los asistentes. El trayecto de la cantante hasta el escenario estuvo marcado incluso por las lágrimas de algunos fans que no pudieron contener la emoción cuando la artista accedía a tenderles su mano. Llama la atención la fuerza y luz que es capaz de irradiar cuando ni siquiera ha pisado aún el escenario, en un camino en el que parece tomarse la molestia de dar la bienvenida a todos y cada uno de los asistentes.

Para cuando llega ‘Si jamais j’oublie’ el público está absolutamente comiendo de su mano. Y es que ZAZ es de esas artistas con luz especial, podría estar en el escenario interpretando una cover de Piaf como ‘Dans ma Rue’, en la cual simplemente pasea y deja que la belleza de la melodía y su voz haga el trabajo, o se puede transformar en un torbellino vertiginoso en ‘Qué vendrá’, o poner quinta, y acelerar el clásico de Maurice Chevalier ‘Paris sera toujour Paris’.

  

ZAZ apenas se toma un momento de respiro para tomar un papel escrito en español y leerlo brevemente haciendo referencia a los elementos de la naturaleza de los cuales siente predilección por el fuego. No es de extrañar habida cuenta de la descarga de energía que representó su puesta en escena, en la cual durante aproximadamente los 100 minutos que duró el concierto, ofreció una actuación cargada de vivacidad.

La mezcla de Jazz y ritmos desenfadados, han llevado a la Chanson Française a otra dimensión y a los que siempre nos atrajo el género estamos de enhorabuena. Sorprende ver a un público respondiendo de forma tan ferviente a una artista francófona, elemento que demuestra una vez más el poder de la música, que no entiende de idiomas sino de lo que se irradia, y en eso ZAZ va sobrada.

Como anécdota, la velada contó con el cumpleaños de uno de sus guitarristas acústicos el cual fue obsequiado con una tarta de chocolate.

Cuando se acerca el final y suenan Serendipia, ‘Eblouie par la nui’t,On ira’ y ‘Je veux’ el auditorio está rendido. Resulta curioso ver al público corear temas en lengua francesa, una muestra más del calado de esta mujer y su música han tenido en los últimos años por donde quieran que pisan. 

ZAZ cierra la noche con ‘La vie en rose’, ha dejado patente que pertenece a una estirpe especial, la de aquellos artistas que están dotados de una luz sin límites, y una fuerza arrolladora, cuenta con una voz contundente que es como un martillo que golpea, y golpea hasta que te derriba, incansable, un martillo luminoso. 

Resulta maravilloso ver que aún en los tiempos que corren, es posible ver a una artista que, a pesar de estar en la cresta del éxito desde hace más de una década, ofrezca muestras en cada canción de ser una cantante con el entusiasmo de una adolescente que aún busca una oportunidad. Imperdible.

 

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