La última jornada se coronó como la más transitada, gracias al desfile de artistas como Angel Olsen, Gaz Coombes, Amyl and the Sniffers o The Murder Capital que hicieron los honores antes de sucumbir a Foals. Los problemas de sonido y un errático Julian Casablancas dejaron mal sabor de boca con The Strokes.
Finalizó el Rock en Seine 2023 entre promesas y leyendas, dejando grandes momentos para el recuerdo, la sensación de innovación ecológica que se respira allí y, por supuesto, el saber estar de los parisinos. No obstante, y volveremos de nuevo a incidir en ello, la actuación de The Strokes, que pretendía ser la guinda del pastel para celebrar sus 20 años de festival, resultó una decepción entre los asistentes, solo hay que leer los comentarios en Twitter para saber que no se trata de una opinión infundada.
La intensa emoción de Angel Olson, reclamo asegurado para inaugurar el día
Angel Olsen se jugaba su entrada estelar como primera actuación del día y mucho más temprano que la del resto de las jornadas. A las 13:50 aparecía en el escenario con su personalidad introspectiva y su música absolutamente sentimental. Solo ella es capaz de conseguir ese equilibrio entre naturalidad y melodrama, convirtiendo cualquiera de sus actuaciones en una velada tan acogedora como festiva. Comenzó con “Dream Thing” y concluyó con “Sister” pasando por otras canciones como “Right Now” o “Lark”.
Gaz Coombes y la actuación que no quieres que acabe nunca
En el mismo Scene Du Bosquet, nos hicimos hueco para la actuación de Gaz Coombes. En 1998 y con tan solo 18 años, me aventuraba sola y por primera vez a un concierto en Madrid para ver a Supergrass, por lo que este concierto tenía para mi un componente bastante emocional y nostálgico. Agolpada con algunos fans bastante efusivos en las primeras filas, disfrutamos de un Gaz Coombes nítido, engrandecido y con mucha clase.
Ya no se trata del joven descarado del brit-pop más atípico, que viajaba en bici optimista y feliz de la vida, sino del renacer de un artista que conserva su esencia y abarca nuevas fronteras musicales. A veces puede recordar a un Bob Dylan en su mediana edad (que nadie se ofenda) o a Paul Weller. Nos gustó mucho la banda musical que le acompañaba, especialmente su corista, y cómo Gaz seleccionaba concentrado y a tiempo su instrumento requerido para el siguiente tema. Su nuevo sencillo, y el más aclamado durante la actuación, “Long Live the Strange” se lo dedicó al público proclamando lo importante de ser únicos y genuinos.
El devastador potencial de Snail Mail
Snail Mail, que venía de dejar muy buen sabor de boca en el Canela Party, brindó una actuación intensa y muy convincente. Lindsey Jordan se presentó como una líder experimentada y su banda también, con esa sensación de que nunca se perdían una nota.
Si bien hay un cierto toque grunge en su música, es el peso emocional de la letra lo que realmente le da vida. Conectó perfectamente con la audiencia nos deleitó con una versión de “Feeling like I do” de Superdrag. Finalizó con su trascendental canción “Pristine” y se convirtió en uno de los grandes descubrimiento del festival. Eso sí, cuidado con el genio de su líder, quién dejó bien claro que ella tiene todo el poder para echar a alguien de la banda y así lo manifestó.
Dos apuestas arrolladoras y enérgicas: Amyl and The Sniffers y The Murder Capital
Entre los paseos interminables entre escenarios, conseguimos hacernos un hueco en dos conciertos absolutamente intensos. Por un lado, The Murder Capital impregnaron el Rock en Seine de su sentimiento y encanto irlandés, creando un caos controlado en el foso que mantuvo ocupados a los de seguridad. Impresionantemente embaucadoras sus canciones “Slowdance I” y “Slowdance II”. Deseando que vengan a Madrid.
Por otro lado, para cuando Amyl & The Sniffers subieron al escenario, ya estaba empezando a llenarse el Grand Scene y la emoción era más que contagiosa. Su líder Amy Taylor fue la dueña del escenario y controló a la multitud, siendo ambidiestramente ágil y atlética con pisadas muy apasionadas a la par que primitivas. La energía nunca disminuyó y la intensidad de la multitud se disparó desde su tercer tema “Got You” ganándose constantes aplausos.
Young Fathers, mezcla hermosa de ritmos, voces entrelazadas y melodía
Llegó la lluvia y nos tuvimos que resguardar bajos los árboles. Éramos una audiencia ecléctica que había decidido saltarse a Wet Leg, aunque ecléctico se podría definir el sonido que hacen Young Fathers, esta impresionante banda de Edimburgo: soul, rap, hip hop, voces gospel, etc… Los tres integrantes añadieron además una cuarta vocalista para completar sus distinguidas voces.
Por su parte, el baterista impregnó las canciones del nuevo álbum, Heavy Heavy, con un sonido más desenfrenado. Callum Easter su guitarrista y teclista no fue para menos. Otro gran descubrimiento del Rock en Seine. Gracias.
Foals la banda que siempre sorprende para mejor y mejor
Foals demostró su valía una vez más, con un concierto muy liberador, actuando y conectando con la gente. Lo que más me gustó de Yannis Philippakis fue su conducta de absoluto agradecimiento hacia su audiencia. 13 canciones que arrancaron con un “Wake Me Up” y en entre las que no faltó “My Number” o “What Went Down”.
Aunque no es una banda que se caracterice por interactuar especialmente con el público cumplieron con su cometido, tocar bien, mejor dicho, muy bien, y permanecer completamente cohesionados. Su intensidad fue tan feroz y su sonido tan profesional, que se convirtieron en uno de los mejores directos del festival, que se acompañó a su vez de exhibiciones en tecnicolor en las pantallas.
Los grandes éxitos de The Strokes calmaron a una audiencia a cuadros
El Rock en Seine se incendió con el concierto de The Strokes, pero no precisamente de júbilo sino de rabia. Tras horas de espera para coger buena posición en un festival que estaba hasta los topes en su último día, el sonido falló constantemente y Julián Casablancas no consiguió conectar ni con el público ni con su banda, que le miraba con cara de póker cada vez que abría la boca.
Obviamente el concierto tuvo destellos de brillantez y llenaron su actuación de grandes éxitos. Los momentos más álgidos llegaron con “Reptilia” y “Someday”. Igual los más jóvenes pensaron que se trataba del destartalado encanto de Julián Casablancas pero para muchos su conducta fue decepcionante.
Las expectativas eran altísimas, especialmente cuando nos han parado de desfilar estrellas y cuando se han sucedido conciertos de primer nivel durante cuatro días, pero eso no impidió que los fans bailáramos y cantáramos al ritmo de sus éxitos y disfrutáramos de la puesta en escena. Eso sí, la poca iluminación de sus rostros te pedía mirar a las pantallas constantemente para asegurarte que eran The Strokes en cuerpo y alma.
Deseando repetir Rock en Seine en 2024.
Rock en Seine es único, por mil y una razones que vengo contando en las distintas crónicas del festival, pero aún me quedan muchas cosas que decir de esta edición y de lo que está en camino.
El corazón del festival acogió 7 charlas sobre “Tener 20 años en 2023” abordando temas sobre el sexo, la fluidez sexual, el compromiso, la democracia o la propia fiesta y con más de 20 ponentes.
Este año además el festival innovó para hacer realidad sus compromisos medioambientales a través de muchas acciones. Podemos citar la implantación del depósito para botellas de vidrio fritz-kola por primera vez en un festival francés de esta magnitud y la generalización en las zonas de restauración, de la recogida de residuos compostables (restos de comida y los contenedores compostables). Tres charlas y algunos títulos de conciertos como el Zed Yun Pavarotti se realizaron en lengua de signos francesa.
En 2024 además el Rock en Seine será socio cultural en los Juegos Olímpicos y Paraolímpicos París 2014, convirtiendo las fechas de la próxima edición del 21 al 25 de agosto de 2024, en un vínculo más que especial entre arte, música y deporte.
Muchas gracias a la organización por invitarnos y a mi fotógrafo Jorge T. Gómez por capturar cada instante de manera inigualable. Au revoir!
Anotación: las fotografías de The Strokes fueron cedidas por Olivier Hoffschir para Rock En Seine