Nos ha dejado Gary Wright, uno de esos secundarios de lujo que ayudaron a consolidar al espacio temporal que va de mitad de los 60’s hasta finales de los 70’s como el más brillante en la historia de la música rock. Popularmente asociado al totémico «All Things Must Pass» de George Harrison (sus apariciones a los teclados son de cum laude), la estrecha relación con el ex-beatle tuvo una gran influencia en su sonido y carrera, pero lo que vino después fue incluso mejor.
Y es que no hay que olvidar que el punto de partida de su biografía no puede ser más brillante: se trasladó a Inglaterra desde su New Jersey natal para poner en marcha una de las más excitantes formaciones de ese auténtico cajón de sastre que fue el blues rock blanco británico, los siempre reivindicables Spooky Tooth. Su carrera en solitario despegó en 1975 con el celebérrimo «The Dream Weaver«, perfecta síntesis de su viraje al soft rock con aromas espirituales de la época colaborativa con Harrison.
Recordemos a Wright pinchando sus discos o sonriendo cuando suene en alguna serie o película su infalible «Dream Weaver», una de esas canciones que siempre formará parte de nuestro ADN. Fare thee well Gary…
