Posiblemente lo que más me gusta de Scott Law es la fiabilidad de sus propuestas. Pero no entendido como una fiabilidad mecánica y rutinaria, sino todo lo contrario. Fiabilidad de un músico en que siempre puedes confiar, con aroma añejo de “storyteller”, de continuador de la (atemporal) escena que explotó en Frisco a mediados de los 60’s, y que aparte de ser un extraordinario guitarrista y un cálido cantante, siempre desprende buen rollo. Una cualidad que aunque no es necesaria, siempre suma…y mucho.
Mi quinto encuentro con Law era en formato solo, con una Telecaster que sonó de lujo y en el marco incomparable de Can Batet, ideal para recitales de formato íntimo, donde el artista no se limita a ofrecer una cata de su repertorio y/o versiones, sino que también nos guía por el recorrido.
Y nada mejor que comenzar con una cover de Bobby Charles, una “I Must Be in a Good Place Now” que supo hacer suya metiéndole una marcha de más, con riffs setenteros de marcado acento Blues. Nos contó en formato relato el origen de una nueva canción (¿”Nothin’ but the dance”?), rescató el Blues de los años 20 “Nobody Knows You When You’re Down and Out” vía Eric Clapton y citó a Ray Charles al final del primer set.
La tríada escogida de los Grateful Dead (de los que es uno de los más legítimos discípulos) fue impecable : “Lazy River Road”, “Deal” y la siempre emocionante «Friend of the Devil» : su predilección por el dúo Hunter/García siempre flota en el ambiente. Sonó el clasicazo de los Beatles “Blackbird”, rescató “Get It While You Can” de ese todoterreno llamado Danny Barnes y nos transportó al inicio de la música de fusión por la puerta grande con “Corinna” del visionario Taj Mahal.
Sus composiciones propias no desentonaron en absoluto en un recital marcado por su prodigiosa instrumentación y por la exquisita elección de unas versiones tan inesperadas como “Russian Lullaby” de Irving Berlin y tan esperadas como las invocaciones a Dylan en “Tangled Up In Blue” y “Simple Twist Of Fate”. Una (otra más) noche para enmarcar de un músico con un talento natural y un background de manual, desde Portland hasta todos los rincones del universo, desde los antiguos aromas de San Francisco a la cercanía de un pequeño recital en que te hace sentir como en casa…
Fotos Noemí Pujolar.
