Israel Nash inició su gira española este pasado martes 20 de febrero en el Kafe Antzokia de Bilbao, abriendo así lo que supone uno de los actos imprescindibles de la escena en directo que recorrerá nuestro país en los siguientes cinco días.
Israel Nash eligió Bilbao como su primer y particular lago de los 6 afluentes que desembocarían en esas mismas orillas. Velada gigante donde nos introdujo dentro de su deja vu conceptual reivindicando su Ozark natal. Su mente melancólica, apoyada en el pedal steel y afiladas guitarras, retorció nuestros corazones durante dos horas.
Teniendo, como siempre, presentes también a Texas, la ciudad de Nueva York y la zona rural de Dripping Springs. Descubrimos en cada concierto de Israel Nash su complejo tapiz cósmico, una naturaleza mística del universo al alcance de muy pocos.
Nash, subió a las tablas elevándose junto con el sonido del órgano de su banda que le hizo los honores. Suenan los primeros compases del «Can`t stop» que abre su fantástico «Ozarker», publicado el pasado 2023, uno de los nuestros discos de cabecera del año pasado.
Durante su actuación, el músico de Missouri ha dejado patente en sus diferentes alocuciones, previas a algunos de sus temas, que se trata de un músico comprometido no exento de mística. Casi al principio, justo antes de arrancarse con su himno «Ozarker», nos advirtió de que nos iba a transportar en un viaje a través de los paisajes que rodea al estado que le vio nacer. Y así fue por espacio de la hora y cuarenta minutos de actuación.
Nash no solo tuvo los momentos más brillantes de la noche en las canciones de su último álbum Ozarker, como «Shadowland», la brutal «Pieces» también tiró de repertorio anterior dejando fantásticas actuaciones de «Baltimore», «Down in the country», «Rolling On», «Rexanimarum», «Woman at the well» o «Mansions», sin olvidarnos de los bises «Firedance» y «Rain plans», con la que cerró la noche de forma contundente.
La voz de Israel Nash proyecta esas historias en una sala medio vacía de un bar provincial en algún lugar del oeste de los Estados Unidos, y estás sentado allí deseando que haya una persona amable al otro lado del bar sirviéndote otro whisky.
Uno de los momentos más deslumbrantes de la noche fue la canción «Lost in America». En su presentación, el cantante hizo mención a aquellos que fueron a Vietnam, y que al volver, ya no fueron los mismos nunca más. Espectacular ejecución, en una noche resplandeciente, como un «Roman Candle».
Nash es uno de esos artistas que tiene una voz y un estilo distintivo, por lo que si sólo entras y sales de su trabajo, siempre sabrás que es él. Volviendo al principio de nuestra crónica, casi todos nosotros hemos tenido la experiencia de deja vu, de haber visto antes todo esto, en verdad, de recordar demasiado bien estos pantanos y lagunas.
En la luna de Bilbao, el recuerdo del canto de este Ozarker, a dar gracias a Dios por haber nacido, antes de perder la conciencia en el placer inconcebible de aquel dolor insoportable, chapaleando en el pantano humeante de la hamaca que absorbió como un papel secante la explosión de su sangre cantó al final aquello de que «tenía planes para la lluvia» que tanta falta nos hace.
Israel Nash dijo que estaba escrito en las tormentas. Como dijo Unamuno: «la esencia del mundo es musical». Soberbio primer concierto de Israel Nash en el inicio de esta gira por España.
Don’t need me one more reason the damage is done…
Texto por Patricio González Machín y Carlos Pérez Báez. Fotos y vídeos Carlos P.B.
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