El cuarto álbum de Tom Petty (y último con los Heartbreakers originales) es un auténtico milagro. ¿Cómo catalogar sino un pluscuamperfecto conjunto de canciones paridas bajo la asfixiante presión de la lucha con su discográfica y con la alargada sombra del mega éxito de su anterior disco, esa supernova llamada «Damn the Torpedoes«(1979)?
En una discografía trufada de canciones eternas y LP’s para enmarcar «Hard Promises» se convirtió rápidamente en uno de mis favoritos del genio de Gainesville. Por su superior carga de profundidad respecto a entregas anteriores, por la excelsa saturación de melodías, por su continúa simbiosis con el productor Jimmy Iovane y como no, por las trazas que deja Stevie Nicks en todo el conjunto.
Y es que al mismo tiempo que Petty grababa el disco también colaboraba y producía el primero de Stevie, el celebérrimo «Bella Donna», al que cedería un «Stop Draggin’ My Heart Around» que curiosamente encendió la chispa del éxito del álbum y ensombreció al de Petty y los Heartbreakers. Un lanzamiento que se retrasó por la lucha con MCA para que no subiera el precio del disco 1$ con la pegatina de «superstar pricing”: un «working class hero» de manual.
10 canciones directas, sin llegar ninguna a los 5 minutos y con un cuarteto inicial de clásicos instantáneos: la luminosa «The Waiting», el contagioso estribillo de «A Woman In Love», el power pop mezclado con Dylan de «Nightwatchman» y la pantanosa «Something Big» nos dejan exhaustos antes de la country rockera «Kings Road» y un RnR a lo Everly Bros comandado por Benmont Tench en «Letting You Go».
Cabalgan las guitarras en «A Thing About You”, preciosa balada con su alter ego Stevie en «Insider», tremenda slide en «The Criminal Kind» y cierra con la canción menos Petty del álbum, «You Can Still Change Your Mind». Diez pequeñas películas sonoras que rápidamente llegaron al corazón del aficionado y se hicieron hueco en los repertorios en directo de la banda.
P.D.: que Benmont Tench me firmara su foto de la contraportada después de su concierto en el Blues&Ritmes de hace un par de años fue el perfecto colofón de una noche inolvidable.
