El bluesman del Mississippi Vasti (pronunciese Vast-eye) Jackson dió una clase magistral sobre el escenario de la Wolf pasando con maestría por todos los estilos. Un gran concierto con un sólo punto negativo demasiado habitual en estos días, la falta de público.
Comienza la época en la que parece que todo concierto ha de formar parte de algún festival. Y viendo las asistencias a estos macroeventos podría pensarse, de manera naif, que hay público suficiente para llenar una sala en cuanto alguien de sobrada calidad aparezca en escena. Pues la respuesta creo que es más que evidente. Si la vida fuera justa la sala debería de haber registrado un llenazo para disfrutar de la calidad de un músico como Vasti Jackson.
Todo un trotamundos de los escenarios con un currículum que tira de espaldas frente a una sala a media capacidad. Por suerte para los que estuvimos allí, lo cierto es que con esa entrega y actitud, poco pareció importarle cuanta gente faltaba. Lo dió todo por los que sí estábamos allí. Al bluesman del Mississippi se le notan las tablas en cada gesto que regala. Ofreció en su repertorio todos los matices que le han llenado como músico. Abrió con un blues clásico como “Mississippi Burner” dejando claro que en una nota de su voz y su guitarra hay más que en muchos llena estadios.
Como no solo de blues vive el hombre y la figura de Bob Marley es tan grande pudimos disfrutar de una intensa versión de “Stir It Up” con la que demostró sus cualidades como animador y hacer partícipe al público. Incluso hizo subir a una chica del público para compartir su historia del nacimiento del Rock ‘n Roll. Tampoco se cortó un pelo en bajar del escenario durante el clásico “I’m your Hoochie Coochie Man” para dejar más de una mandíbula caída con su solo entre el público.
El siguiente clásico en caer fue “I Got a Feelin’” de Johnny Guitar Watson. Lo malo de este tipo de conciertos, es que las bandas que acompañan al músico por muy solventes que sean (esta lo fue) no tienen esa cohesión de quien lleva años girando junto. Ojo, no es ninguna queja, pero algo sí se nota. Hay ciertos automatismos que son difíciles de captar cuando hay pocas horas de vuelo conjuntas. Aún así, Vasti Jackson supo dejarles el espacio suficiente a los músicos que lo acompañaban para que se lucieran en un tema como “Route 66”.
“Let The Good Times Roll” puso el punto y seguido al concierto que apenas tuvo descanso antes de que el bluesman volviera al escenario. Y lo hizo con un único bis. Una tremenda versión de “Purple Rain” con un solo antológico de nuevo entre el público. Una pena que tuviera tanto espacio para tocar y no fuera entre la muchedumbre que no deja pasar ni el sudor. Pero eso le permitió a Vasti Jackson pasear por toda la sala y mostrar la tremenda calidad que posee como guitarrista.
Remató la faena metiéndose en la piel de los vendedores ambulantes de milagrosas lociones para terminar de camelarnos y comprarle los discos y DVDs que traía. Y lo cierto es que este mago de la guitarra, el soul, el funk y el blues supo cómo hacernos caer en su embrujo durante una hora y media que mucha gente se perdió… peor para ellos.
Fotos: Desi Estévez
