The Waterboys, la exaltación de los espíritus

Dio la primera nota Mike Scott de “Where The Action Is” y puso en marcha un torbellino que nos engulló al instante y del que, ya lo supimos entonces, no íbamos a salir hasta que él quisiera. Let’s go baby where the action is. Iba a ser una noche en que apenas se separaría de sus guitarras, regocijado en las oleadas de música que atravesaban la calurosa noche y golpeaban en el rompeolas del público.

El hombre de hierba de “Modern Blues” ocupaba toda la extensión del escenario, gigantesca criatura mágica que establecía la conexión con lo visible y lo invisible, con los sonidos del exterior que reconoces dentro de ti. Los brazos se alzaban, los pies marcaban todos los pasos, el ritmo exaltaba los espíritus. “How Long Will I love You?” y “Medicine Bow” eran dos formas de lanzarse hacia lo alto, venidas de otro tiempo en que The Waterboys nos hirieron el alma cuando éramos jóvenes de un modo distinto a como lo somos ahora. De un tiempo muy lejano llegaba también “A Girl Called Johnny”, y Mike Scott se sentaba a los teclados, espaciaba el pulso, ralentizaba el reloj.

En su dominio del momento residen los secretos, y las frases se alargan y los silencios se acortan, y una canción no es una canción sino muchas, y todas son como las recuerdas y dejan de serlo cuando vuelves a respirar. “This Is The Sea” fue un paseo acústico de lírica belleza, tan hermosa como siempre ha sido y tan distinta esta vez. Te quedarías a dormir en ella, meciéndote bajo las estrellas. Había palabras y había música y había un irrefrenable batir del corazón.

El amor es un banquete, palabras que escribió Patti Smith y llevan a “The Pan Within”, fusión asombrosa de dos poemas que en su enormidad se encuentran y te hacen cerrar los ojos mientras bailas, interminablemente. Close your eyes / Breathe slow. Algo así solo puede conducir a las alturas, donde lo oscuro y lo luminoso se confunden, a tomar prestada al maestro su llamada a las puertas del cielo. Dylan, Scott, el círculo perfecto se cierra, la esfera tiembla antes de explotar. Brother Paul y James Hallewell llenan de teclados las calles de “Nashville, Tennessee” y solo hay un lugar a dónde ir, donde está la diversión.

La noche se agota, es el momento de acompañar a Scott y ver la luna entera, aunque esa noche el cuarto fuese menguante, irrisorio, pero eso no importaba, porque si él la veía, también nosotros. Después ya solo quedaba el eterno y gozoso retorno a los orígenes, a la carpeta de canciones inmortales del blues del pescador. “And A Bang on The Ear” fue la comunión definitiva, la materialización de lo inexplicable.

The Waterboys. Jardines de Abril, San Juan de Alicante. Jueves 1 de agosto, 2024.

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