Pixies renueva sus votos en Barcelona

Parece que la banda de Boston le ha tomado el gusto a girar por este país. Pixies volvieron poco más de un año después para colgar el cartel de no hay entradas. En esta ocasión fue la grande de Razzmatazz la que se llenó de nostalgia musical y una curiosa mezcla entre nuevas generaciones y seguidores de toda la vida.

Los primeros latigazos del crudo verano trajeron consigo un nuevo concierto de Pixies en Barcelona. A pesar de que su último disco “Doggerel” fecha del 2022, la banda no ha parado su actividad en este tiempo. Además de las giras, han dejado en las plataformas de streaming alguna nueva píldora musical del que será su próximo trabajo. Eso sí, nadie sabía cuál sería el motivo de esta gira veraniega. Aunque viendo el repertorio si hubieran dicho que era para celebrar el 35 aniversario de “Doolittle” no hubiera sorprendido a nadie. 

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El trío inglés The Pale White fueron los encargados de abrir la velada. Y sorprendieron con la crudeza de sus riffs y la actitud desenfadada del que no tiene nada que perder. Si eso viene acompañado además de buenas canciones, el toque de atención que supone a la neurona que solo viene a ver al actor principal, hace que sea un grupo a recordar para siguientes visitas. El power trío aprovechó su media hora escasa para ofrecer lo mejor de su aún corto catálogo. Con ecos más cercanos a Queens Of Stone Age o Artic Monkeys, los ingleses se metieron en el bolsillo al público con temas como la inicial “Infinite Pleasure”, “List Of Enemies” o la final “Medicine”.

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Los que asistieron al concierto del Sant Jordi Club del año pasado especulaban el grado de diferencia que habría entre ambos conciertos. Y por lo que se vió en sus rostros al salir, les valió la pena repetir. Black Francis y los suyos salieron con las habituales ganas de dirigirse al público. O sea, ninguna. Pixies prefieren que sean sus canciones las que emocionen y no discursos o coletillas aprendidas. El arranque con “Gauge Away”, “Wave Of Mutilation”, “Monkey Gone To Heaven”, “River Euphrates”, “I’ve Been Tired” dejó claro que puede que hayan pasado los años, pero no el empuje. 

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Los temas se iban sucediendo uno tras otro sin dar ningún tipo de respiro al personal. “Isla de Encanta”, “All Over The World” y “Hey” continuaron esa misma senda. Imagino que mantener ese ritmo a lo largo de una treintena de canciones resulta poco viable. Por eso, y aprovechando la presentación al público de “The Vegas Suite”, Pixies sacaron las guitarras acústicas a pasear por un rato. Las revoluciones bajaron por unos minutos en los que sin duda se llevó una de las mayores ovaciones su clásico “Here Comes Your Man”. Un descanso que duró hasta que “Velouria” hizo su aparición en escena y las distorsiones y los arreglos al límite de lo convencional volvieron a sonar.

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Se hacía extraño que con menos de una hora de concierto, la banda ya hubiera tocado casi una veintena de temas aún sabiendo que la duración de los mismos es la que es. Y aún quedaba una tercera parte del show por desarrollar. A los presentes, por supuesto que no les importaba que sus temas favoritos se fueran encadenando sin respiro. Incluso  acogieron “Chicken” como otro clásico más sin haber salido casi del cascarón. Dieron una tremenda ovación a Emma Richardson, la nueva bajista a la que le toca calzarse las botas de Kim Deal, al finalizar “In Heaven”. Quizás fuera la dramática melancolía que “Caribou” destila uno de los últimos temas relajados que sonaron. Sobre todo por el público que incluso tuvo momentos de pogo y frenesí. 

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Pero está claro que en un concierto de Pixies hay un tema que no puede fallar. Desde que Fincher y su Club de la Lucha lo hiciera sonar como clímax de su película, “Where ‘s My Mind” se convirtió en el tema que todos quieren escuchar. El broche final lo puso otro de los ineludibles en sus directos. Su particular versión de “Winterlong” de Neil Young dió casi por finalizado el concierto. Fue el momento de los agradecimientos por parte de Black Francis y de reunir al grupo para decidir si tocaban otro tema. Habría sonado a sorpresa de no ser porque el bis fue otro de sus imprescindibles. Las guitarras acopladas con el último acorde de “Debaser” pusieron el punto y final al repaso de 32 temas que Pixies hizo de su discografía.

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Parece que la banda ha decidido tomarse en serio este retorno. Con un disco nuevo a punto de ser publicado y girando continuamente hasta el punto de vender todo el papel tan solo un año después de su última visita, parece que mientras mantengan un publico así de fiel y vayan sumando seguidores, la historia de Pixies aún puede escribir alguna página más. 

Fotos: Desi Estévez

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