Primera visita a escenarios españoles de un miembro de la formación original de KISS en solitario. Y además de una de las dos cabezas más visibles del cuarteto: Mr. Gene Simmons. Lo cierto es que a nivel de público no tuvo la relevancia esperada, una media sala, pero también es cierto que esta mini gira se ha realizado en la semana más vacacional del año, y que la popularidad de KISS en España por mucho que nos quieran vender no está al nivel de AC/DC o Iron Maiden.
Y con la sala ya presentando afluencia de público salieron a escena los encargados de abrir para el ex Dios del Trueno; Obús. Clásico patrio incontestable que demostraron porqué fueron grandes en un periodo muy determinado y que tienen oficio para dar y regalar. Quizás encontré al principio un poco desubicado al bueno de Fortu, pero pasados esos momentos iniciales el cuarteto encaró un recital inmaculado. Con una base rítmica joven que daba un espectacular respaldo a los dos supervivientes originales.
Fueron a por faena encarando un clásico básico tras otro; “El Que Más”, “Autopista”, “Te Visitará La Muerte”, “Que Te Jodan”…Todo ejecutado con una contundencia y unas ganas que ya quisieran muchos veteranos. El entrañable Fortu estupendo de voz, haciendo de perfecta estrella de extrarradio como es habitual en él. El único remanso de paz fue la interpretación sentados de la tan deliciosa como chabacana “Complaciente o Cruel” para ya encarar la recta final con sólo de batería incluido con infaltables del hard & heavy nacional como la coreada “Vamos Muy Bien” o “Yo Sólo Lo Hago En Mí Moto”. Poniéndonos en términos castizos y taurinos una actuación de ovación y vuelta al ruedo. Sin duda el Obús estalló.
Con este buen cuerpo y sabor de boca tocaba ya afrontar el pase en solitario de Mr. Gene Simmons. Y la cosa empezó de campanillas con unos “Deuce” y “War Machine” de traca, y es que hacía tiempo que estas canciones de KISS no sonaban tan poderosas y contundentes en escena, y con una banda tan sobrada en lo suyo. A partir de ahí un pagado de sí mismo Simmons empezó a montar su fiesta particular que sólo parecía disfrutar él. Cortó en seco el buen ritmo y potentes vibraciones conseguidas para empezar a subir gente al escenario para hacerle coros. Y si se hace en una sola canción y como guiño de complicidad con la audiencia hubiera sido hasta cachondo, pero lo hizo en varias canciones, subiendo a niños, preguntándoles a todos y cada uno de ellos su nombre y también a féminas, y si eran especialmente turgentes mejor. Todo ello aderezado con chascarrillos trasnochados y soeces que te hacían comprender por qué Paul Stanley ha sido el tipo que se ha tenido que dirigir al público en toda la carrera de KISS.
Todo ello hecho además de una forma tan lenta y torpe que era muy difícil volver a coger el ritmo del concierto, que en sus momentos más musicales no se le podía poner ninguna pega ya que además Gene se mostró en una forma vocal impecable. Aun así pudimos disfrutar de robustas versiones de “Parasite”, “I Love It Loud”, “Shout It Out Loud” o una tremebunda revisión del “Ace Of Spades” cantada de manera inmaculada por el batería Brian Tichy.
Y así entre el esperpento y pequeñas dosis de incontestable rock and roll se llegó al final, no sin a antes interpretar una inesperada (y desubicada) “Shock Me” para los más kisseros. El fin de fiesta llegó con la inevitable “Rock And Roll All Nite” coreada por todo el público con muchísimas ganas. Y además la fiesta tampoco es que fuera ‘toda la noche’, ya que unos rácanos ochenta minutos se antojan muy cortos si además uno se monta su fiesta extra musical.
Como fan de KISS me gustó poder ver a Gene Simmons tan de cerca y fuera de toda la parafernalia que rodea a la banda madre, y sonando tan bien y con tanta energía. Pero si no se replantea como encarar sus recitales en solitario, no se le ve un recorrido muy largo. También es posible que ni se lo plantee, a estas alturas de la película está acostumbrado a hacer lo que le da la gana y muy pocos se lo van a decir de manera explícita.
Texto Xavi Martínez. Fotos Marga Pacheco.