Tener la suerte de que Ben Vaughn esté por tu ciudad es una oportunidad que ningún amante de la música que se precie debe obviar. El de New Jersey es uno de esos tesoros escondidos y que posee una trayectoria inmensa a sus espaldas. Podríamos decir que se trata de una estrella discreta, de la cual todavía no comprendo cómo no juega en la primera línea junto a los más grandes.
Ben Vaughn es un personaje adorado por el público español. De hecho, nos ha visitado en repetidas ocasiones y ahora mismo se encuentra embarcado en una gira en la que ha fijado nada menos que 8 fechas por estos lares. E incluso se coló por sorpresa alguna cita “extra” tras el éxito obtenido en el reciente concierto en la Sala Sol de Madrid.
Con un gorro marrón probablemente pasado de moda y de ala estrecha salió Vaughn al escenario. Su “quintet”, que en realidad eran 4 personas (tal vez el propio Vaughn se consideraba el quinto miembro) estaba compuesto por Gus Cordovox, Mike Vogelmann, Seth Baer y Carl Crabtree con quienes era evidente, por la complicidad y la buena onda que desprendían, que lleva tocando décadas.
De la larga discografía de Ben Vaughn pudimos degustar aquel miércoles cualquiera en la sala El Sol de pequeñas perlas como Cashier Girl o la divertida Doormat (dudo que existan muchas canciones dedicadas al felpudo de casa). Eso sí, cuando una voz tan personal, grave y bonita como la de Ben Vaughn canta, ya puede estar diciendo que esa chica es ahora el problema de otro, o que se limpia a conciencia los zapatos en el felpudo, que va a sonar como el canto de las sirenas. Bueno, unas sirenas con una voz muy grave.
El repertorio de la noche se centró especialmente en sus primeros discos: “Ben Vaughn blows your mind”, “Beautiful thing” y “Dressed in Black”. Sonaron True love, la delicada Too sensitive for this world, Growing a beard, Tantalize, Darlene… Y llegando ya al final pudimos comprobar que un acordeón puede sonar con la contundencia de una guitarra eléctrica con pequeños ramalazos punk con Trashpickin’.
Si hay algo que caracteriza a este músico, de rostro imperturbable y amable sonrisa es su peculiar sentido del humor, perceptible en las letras, como el pequeño regalo que nos hace frecuentemente al público español con una canción en nuestro idioma, pero destrozado gracias a la ayuda de Google translator. A Vaughn le gusta mucho bromear.
Las peculiaridades de este músico afincado en California deberían despertar la curiosidad de todo aquel que lo escucha. Grabó un disco desde el interior de un coche, emite desde hace años un programa de radio desde algún lugar perdido en el desierto de Mojave, tiene un disco junto a Kim Fowley, ha producido nada menos que a Mark Olson, Nancy Sinatra o Alex Chilton (con quien también tiene grabaciones conjuntas)… Y por último, su trabajo está también muy unido al ámbito audiovisual, pero eso es ya otra película y dejaremos al lector que indague por su cuenta.
Sin duda, un personaje inquieto y productivo.
No hay que olvidar que la noche empezó con una energía salvaje; la que proveyeron los incansables ritmos de The Fuzillis, que terminaron montando una auténtica fiesta sobre las tablas, como muchas de las apuestas musicales que suelen ofrecernos los incansables promotores de Folc Records, y con buena parte del público alzando pancartas junto a ellos.
Texto Isabel Gallardo. Fotos Isabela Roldán.