Hablamos de Mowest, la efímera filial de Motown Records. Hace unos años, el exquisito sello de Seattle Light In The Attic nos descubría uno de los episodios más olvidados de Motown Records, mediante la publicación del recomendable recopilatorio “Our lives are shaped by what we love: Motown’s Mowest Story 1971-1973”, que recogía una pequeña muestra del material que el sello publicó durante sus escasos dos años de existencia.
De todos es conocida la popular compañía discográfica de Detroit, Motown Records y su ambicioso propietario, Berry Gordy, el creador del “Sonido de la Joven America”, que, a principios de los sesenta, consiguió catapultarla hacia el éxito gracias a los irresistible singles de artistas como The Miracles, The Supremes, The Temptations o Four Tops y la expansión de su imperio mediante la creación de subsidiarias (Rare Earth, VIP, Tamla, etc).
Gordy llevaba viviendo en L.A. desde finales de los sesenta y disponía de una oficina en dicha ciudad, así que tomó la decisión de trasladar el negocio de la Motown a California, puesto que allí se encontraba la floreciente industria del cine y la TV en la que intuía un gran potencial, en detrimento de una deprimida Detroit, que pasaba por un momento de gran agitación social y económica, como consecuencia de disturbios raciales y los despidos masivos a causa del declive de la industria automovilística, un sector estratégico que nunca se recuperaría.
Pero antes de llevarlo a cabo, en 1971 fundó Mowest Records, posiblemente una especie de movimiento estratégico para el desembarco posterior de Motown, un intento de captar nuevos talentos en la Costa Oeste, hacerse un hueco en ese mercado, adaptarse a los nuevos tiempos y ampliar el horizonte musical (folk, jazz, soul sinfónico, rock, pop, las armonías hippies soleadas de la Costa Oeste, psicodelia, música disco, etc). De alguna forma, existe cierto paralelismo con Cadet Records, la ecléctica subsidiaria surgida de la legendaria Chess Records para publicar propuestas arriesgadas que no tenían cabida en el sello principal (Terry Callier, Marlena Shaw, Rotary Connection, Dorothy Ashby, los discos psicodélicos de Muddy Waters y Howlin’ Wolf, etc).
Si bien el primer lanzamiento del sello, el extraño medley (con samplers de la voces de Martin Luther King o J.F. Kennedy incluidas) de “What the world needs now (Bacharach) / Abraham, Martin and John (Dick Holler)” realizado por el DJ de Detroit, Tom Clay, fue un éxito inesperado en 1971, vendiendo más de un millón de copias y allanando el camino para planteamientos más inclasificables, el resto del material publicado por la discográfica no corrió la misma suerte. Y quizás, lo que en un principio parecía una bendición (la falta de restricciones musicales) se acabó transformando en una maldición.
Se han barajado diversos factores tras el fracaso de Mowest Records, como la carencia de un sonido y de una imagen identificativos (como sí poseía Motown) y su gran diversidad estilística, que jugó en su contra, pero quizás el factor clave esté en que el equipo de marketing del sello de Detroit no supo cómo vender el producto ni manejar una discográfica de menor tamaño y prefirió centrarse en valores seguros que tenían ventas garantizadas (Marvin Gaye, Diana Ross, The Jackson Five o Stevie Wonder), de manera que la promoción, en la mayoría de los casos, fue nula.
De hecho, el megalómano y extremadamente ambicioso Berry Gordy fichó a Dave Pell, un conocido ejecutivo discográfico, saxofonista de jazz y ex-presidente de los premios Grammy, para que se encargase de su gestión como manager del sello, pero sus constantes interferencias y cuestionables decisiones (como convertir Mowest en el vivero de Motown), provocaron la destitución de Pell (quien finalmente carecía de cualquier poder de decisión).
Cuando la aventura de Mowest finalizaba en 1973, con cerca de cuarenta singles y una docena de álbumes publicados, había cumplido su función primordial, la de allanar el camino para que Motown estableciese su sede permanente en la soleada California.
Centrándonos en la recopilación objeto de este artículo, si bien el material incluido es excelente, no es menos cierto que nos muestra una visión parcial, dada la cantidad de nombres que dolorosamente se quedan fuera (en vistas a un tan necesario como improbable segundo volumen): The Devastating Affair, Blinky, Bobby Taylor, Michelle Aller, Lesley Gore, The Crusaders, The Blackberries, Celebration, Kubie, Repairs, etc.
De entre los artistas seleccionados, destacan por encima del resto, los veteranos Frankie Valli & The Four Seasons, un popular grupo de pop de New Jersey con innumerables éxitos a lo largo de los sesenta, que pretendían reavivar su carrera con un cambio de dirección de la mano del sello californiano y que obtuvieron discretos resultados.
Se incluyen tres cortes de su único disco para Mowest, “Chamaleon” (1972): “You’re a song (that I can sing), que abre de manera elegante y evocadora el recopilatorio, el contagioso y optimista “Sun country” y la joya del álbum, el excepcional y adictivo corte “The night”, que te atrapa sin remedio desde sus primeras notas de bajo y su fascinante ritmo. Irónicamente, dicho single sería un gran éxito en la escena northern soul de Inglaterra en 1975, año en el que Franki Valli publicaría un álbum en solitario para la Motown: “Inside you”.
Pero el grupo que mejor representa el conglomerado de influencias que imperaba en Mowest es, sin duda, Odyssey, una banda multirracial con varios vocalistas (de quien se ha tomado la portada de su único disco para ilustrar la comentada recopilación), de la que se incluyen también tres temas: la sensual y melódica “Our lives are shaped by what we love”, con sus coros flower-power y su guitarra jazzy, la pre-disco “Battened ships” y la exótica “Broken road”, una composición con sorprendentes ritmos latinos.
Del conjunto femenino The Sisters Love (formado por cuatro vocalistas) se incluye, además del vibrante “You’ve got to make the choice”, una versión del clásico “Give me your love” de Curtis Mayfield, en una adaptación más áspera y sexual que la original. Como anécdota comentar que Merry Clayton, una de las integrantes, puso su excepcional voz al servicio de la inmortal “Gimme shelter” de los Stones y grabó un par de excelentes discos en solitario. De todos modos, su único álbum, “Give me your love”, permanecería inédito hasta su publicación en el 2006 por el sello Soul Jazz Records.
Otro de los momentos álgidos del disco nos lo trae Syreeta (también conocida como Yvonne Right) que en aquella época era la mujer y letrista de Stevie Wonder en trabajos esenciales como “Music of my mind” o “Talking book”. La vocalista sólo llegó a grabar un álbum para el sello, “Syreeta” (1972), y la recopilación recoge dos muestras del mismo, dos composiciones del genial músico invidente: “I love every little thing about you” y “Black maybe” que por su tratamiento funky-jazz no hubiese desentonado en el magistral “Talking book”.
Curiosamente, el primer single que Syreeta grabó para Motown, “I can’t give back the love I feel for you”, es interpretado en este álbum por la primera vocalista asiático-americana fichada por la compañía, Suzee Ikeda. Después de esta aventura, la intérprete se incorporaría a la Motown trabajando estrechamente con Michael Jackson, The Temptations o Diana Ross.
Otro proyecto efímero fue The Nu Page, banda constituida alrededor de la vocalista y compositora Marilyn McLeod (hermana de Alice Coltrane); en este caso su representación en el álbum viene dada por la cara B del único single publicado por la banda, la delicada composición “A heart is a house”, al más puro estilo del grupo “Fifth Dimension”. Lo extraño del caso era que la cantante era, ante todo, miembro de Motown, surtiendo de temas a Diana Ross, JR. Walker o Marvin Gaye y, más tarde, a Anita Baker o Millie Jackson.
G.C. Cameron, ex-miembro del grupo soul The Spinners, prefirió quedarse en Motown, al contrario que sus compañeros, que ficharon por Atlantic Records. Su tema “Act like a shotgun”, un poderoso y contundente corte funk es el elegido para la ocasión. De Mowest se trasladaría a Motown donde llegaría a grabar cuatro álbumes.
Uno de las incorporaciones más atípicas del pequeño sello californiano fue el grupo de rock Lodi que, curiosamente, surgirían de las cenizas de la formación garajera The Knickerbockers (que habían incluido su clásico “Lies” en la mítica recopilación “Nuggets”).
Lodi tuvo el honor de protagonizar el primer álbum lanzado por Mowest, “Lodi” (1972), y el fantástico tema que se presenta en el disco es “I hope I see it in my life” con reminiscencias a Badfinger o Three Dog Night. No tendrían, por desgracia, ninguna repercusión comercial.
Finalmente, se incluyen dos ejemplos de cómo, al menor atisbo comercial, Motown sustraía sin ningún pudor los artistas a su filial; los populares The Commodores, de los que se incluye un excelente single con el sonido característico de la formación, “Don’t you be worried”, y que labrarían la parte más interesante de su carrera en el sello de Detroit.
En cambio, de Thelma Houston, que llegó a Mowest después de su éxito “Sunshower” para Dunhill Records, se incluye el enérgico “I ain’t going nowhere”, que cierra de forma brillante la recopilación. Para la subsidiaria grabaría un álbum, “Thelma Houston” (1972), que pasaría bastante desapercibido. De hecho, la vocalista no triunfaría hasta 1977 con el exitoso tema disco “Don’t leave me this way” (que conocería otra versión incluso más popular a finales de los ochenta de la mano de The Communards).
Desgraciadamente, se han necesitado cerca de cuatro décadas y una impagable labor de arqueología por parte de Light In The Attic para restablecer el prestigio de un sello adelantado a su tiempo, que sufrió un triste e indigno final producto del desinterés de Motown. Por ello, no hubiese estado de más un segundo volumen que complementase al álbum editado y nos mostrase una perspectiva más amplia de los dos años de vida de Mowest Records….