1-Porque ya sabemos que 5 razones se quedan cortas para querer a Dylan, pero este disco, uno de los menos «Dylanianos» del bardo de Minessota, es una delicia de principio a fin.
2-Grabado en sólo 3 sesiones, el álbum desprende una atmósfera tan nostálgica como crepuscular, con una mística tranquilidad que lo impregna todo.
3-Fue Kris Kristofferson el que sacó el nombre de Bob para encargarse de la Banda Sonora : el cascarrabias de Sam Peckinpah prefería a Roger Miller, y así se lo hizo saber a Dylan, que en ningún momento se amilanó y entregó una obra que ha ido creciendo con el paso de los años.
4-Porque la nómina de colaboradores, trufada de caras conocidas, otorga al conjunto un plus de extrema calidad con una instrumentación tan medida como necesaria, sin estridencias pero con mucha alma. Roger McGuinn, Booker T. Jones, Jim Keltner o Byron Berline (que salpica con su violín el resultado final con un irresistible toque Country) entre muchos otros entendieron perfectamente las necesidades del Nobel.
5-Porque «Knockin’ on Heaven’s Door» se convierte en un regalo inmortal: escrita sobre la marcha durante el rodaje, su espiritualidad marca de la casa enganchará a generación tras generación. May your song always be sung
And may you stay forever young…!!!
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