Los canadienses The Bobby Tenderloin Universe lanzaron su segundo trabajo «Satan is a Woman» el pasado mes de septiembre tras su debut hace cinco años. Un tratado de country proscrito y western cósmico de 10 temas.
Ellos son una comunidad y un movimiento. Una excusa para ponerse la ropa vaquera y entregarse a la canción y al baile que son el corazón de cada espectáculo. Bobby cautiva a su público con su voz profunda y rica y sus letras tiernas y reflexivas, creando una nueva visión del viejo country que todos amamos. Algunos dicen que exhibe la sinceridad de Johnny Cash, el ingenio de Roger Millar y los estilos vocales y la sensibilidad de producción de Lee Hazlewood. Él y su banda son amigos de toda la vida y eso se nota en la forma en que dan vida a las canciones.
Paul Arnusch, el líder de Bobby Tenderloin Universe , de Edmonton , aprendió a tocar el piano junto a su abuela. Ella era pianista de ragtime en los años 20 y 30, una mujer que había soportado muchas dificultades en su propia vida y las llevaba con una manga llena de corazones, y él era solo un niño.
The Bobby Tenderloin Universe tocaron su primer concierto frente a un tipo llamado Orville Peck que estaba de pie entre el público, disfrutando de lo que estaba escuchando. Poco después se fueron de gira por los Estados Unidos con él.
En aquellos primeros días, la banda hacía giras con ocho integrantes y, si bien disfrutaban de la compañía mutua y se divertían mucho dondequiera que iban, con el tiempo redujeron su constelación de músicos a un cuarteto.
Una banda que equilibra el pasado y el futuro en una espada, o más bien, una banda que ignora el tiempo por completo. Apoyan sus cuerpos de forajidos en un poste de cerca torcido y lucen su herencia de la pradera con orgullo como una corbata de bolo bien colgada. Sin embargo, a pesar de sus conexiones con el pasado y su obvia admiración por Lee Hazlewood y Johnny Cash, la banda es sin duda modernizada, con elementos de la composición de Arnusch que recuerdan a David Berman (Silver Jews) o Bill Callahan. Es rápido al grano, sabio, ingenioso, honesto y arraigado en la narración. Es tan probable que te cuelgue la ambigüedad en la cara como que te patee en el pecho con una letra simple sobre la soledad, el amor y el pecado a la antigua usanza.