1-Porque este álbum es una completa celebración de la música y sus espacios, de buscar en todos los rincones y pintar paisajes, una auténtica delicatessen para los sentidos.
2-Porque a su manera habitual Michaels sólo necesita de la complicidad de un batería (en este caso de Keith Knudsen, futuro Dobbie Brothers y sospecho habitual en la escena californiana de mediados de los 70’s y 80’s) para facturar un disco desbordante : se ocupa en solitario de todo el resto de instrumentos de manera totalmente orgánica.
3-Porque su maestría al Hammond impulsa todo el conjunto.
4-Porque dentro de un LP tan completo es difícil destacar canciones, pero la musicalidad que supuran «Olson Arrives At Two Fifty-Five» y «Bell» te transporta a otro planeta, y el poderoso riff de «Nothing Matters (But It Doesn’t Matter)» es canela fina.
5-Porque si te gustan Elton John, The Band, Tod Rundgren y en general el pop-rock de alta graduación facturado en los 70’s no dudes en darle una oportunidad a «Nice Day for Something»…