El músico Charlie Overbey publicó el pasado verano su segundo larga duración, In Good Company. Tal y como su nombre indica, el disco cuenta con un elenco de colaboradores magnífico, que elevan algunos temas a otro nivel. El músico californiano, ahora residente en Nuevo Méjico, es uno de esos casos en los que la fortuna es esquiva, y es ahora, cuando pasada la cincuentena, ha encontrado un lugar en la música que le ha acompañado toda la vida.
Overbey creció en el sur de California, bajo el ala de un padre músico que tocaba la guitarra y adoraba a Johnny Cash. Overbey ha declarado que desde muy temprano supo que su destino era la carretera. En los 90’s quemó noches en el Sunset Strip como miembro de Big Bang Babies, abrazando el Glam y los sonidos con los que creció, el hard rock, y es que Overbey, tal y como fue descrito por la revista Rolling Stone, es una ‘figra de culto’ en L.A., muestra de ello es la cantidad y calidad de buenas colaboraciones que se han mostrado dispuestos a participar en sus dos trabajos.
El disco cuenta con las guitarras afiladas de Marcus King, Nils Lofgren, Chris Masterson o Duane Betts entre otros, y dejan joyas de para el deleite de las orejas más exigentes como Punk Rock Spy que da el pistoletazo de salida a un disco que no tiene freno, que toma la carretera bañada en champán cocaína y cadillacs para salir pisando a fondo del aburrimiento de la ciudad, Stuck in this town. Se trata de un álbum que bebe de las raíces más profundas del rock and roll americano. Un disco perfecto para conducir.
Hay algo en la interpretación de las canciones que contiene un elemento punk oculto, quizás se deba a la propia alma del autor, canciones como Let me love you, podría haber sido un single de Sam & Dave, y sin embargo la garganta de Overbey la lleva al lugar donde reside el rock más agrio, es lo que tiene haber llevado una vida de rock and roll, tal y como canta junto a Duane Betts y Eddie Spaghetti en Life of rock and roll.
Aparte de la música Overbey cuenta con otra pasión/negocio que es el de la moda. Sí, el californiano, a través de Long Hawk Hats para series de TV del universo Taylor Sheridan como 1923 con Harrison Ford, o para bandas y cantantes tan populares como Blackberry Smoke o Beyoncé. Esperemos que le vaya tan bien en la música como le ha ido en la moda, y que nos siga deleitando con álbumes como este, o como su anterior, Broken Arrow, otra maravilla que pasó tristemente desapercibida.