David Lynch y la música

La pérdida del artista y cineasta David Lynch el pasado 15 de enero a los 78 años de edad se siente no sólo en el mundo del cine, sino también en la música, donde tuvo una influencia inextricable en múltiples generaciones de artistas. Lynch compuso música para muchas de sus películas, colaboró con otros, dirigió videos musicales, lanzó álbumes e inspiró a legiones de creativos. Para comprender verdaderamente la rareza característica de una película de David Lynch, es necesario prestar atención a la música. Lynch utilizó la canción en sus películas y el sonido para trascender la realidad.

Muchos directores de cine tratan la banda sonora como un accesorio de una película, algo que simplemente apoya o realza una interpretación o un diálogo, o un atajo para crear un estado de ánimo. David Lynch comprendió que el sonido de una película era tan importante, y a veces más, que las imágenes en pantalla. Más que eso, más allá del público que la veía, sabía el impacto que una canción podía tener en los personajes de sus películas, que se movían a través de sus historias fascinados y embelesados ​​por las interpretaciones musicales de las que ellos mismos eran testigos.

Aunque comenzó como pintor y alcanzó la popularidad mundial como director a través de sus películas y series televisivas tan surrealistas como Twin Peaks, Blue Velvet o Mulholland Drive, Lynch mantuvo una pasión por la música durante toda su vida, desde sus extraños experimentos sonoros para películas hasta sus propios álbumes y sus colaboraciones con artistas como Julee Cruise, Flying Lotus y Angelo Badalamenti.

En el tenebroso viaje hacia la luz como es, Blue Velvet, una interpretación de In Dreams de Roy Orbison con playback transporta a la sala (incluso al malvado Frank Booth de Dennis Hopper) a un extraño trance. O en Blue Velvet, de Bobby Vinton, en esa serie de asociaciones entre una oreja cortada y un mirón clandestino, donde Lynch tardó mucho tiempo en unir las piezas, pero lo que más le interesaba era mostrar el nauseabundo subsuelo de una sociedad aparentemente idílica, en un viaje inquietante por parte de un hombre al que le puede la curiosidad, o aquel episodio de Twin Peaks que revela los orígenes de Bob (una temible entidad interdimensional) cambia casi por completo el diálogo por la música, incluida Threnody For the Victims of Hiroshima de Krzysztof Penderecki.

La fascinación de Lynch por el sonido se remonta a sus primeros cortometrajes, desde los drones industriales de Six Men Getting Sick (Six Men Getting Sick) de 1967 hasta las voces distorsionadas de The Alphabet (El alfabeto) de 1968. “El cine es sonido e imagen a la vez”, llegó a decir siempre David.

 Como músico por derecho propio, Lynch no lanzó un álbum en solitario hasta Crazy Clown Time (2011), un disco de blues experimental, oscuro y lleno de humo, seguido de The Big Dream (2013). Si bien la voz de Lynch se procesa en gran medida a través de efectos extraños en estos álbumes, incluido un vocoder, dejó que su extraño y carismático canto brillara en temas como Ghost of Love, una joya de la banda sonora de su película Inland Empire (2006).

Sin embargo, la mayor parte de su trabajo en la música tomó la forma de colaboraciones, desde invitar a Karen O de los Yeah Yeah Yeahs para cantar en la canción Pinky’s Dream de Crazy Clown Time hasta contribuir con voces invitadas en la canción Fire Is Coming de Flying Lotus. 

Tal vez su colaboración musical más conocida fue con Angelo Badalamenti, quien compuso la música de proyectos cinematográficos para el director (incluido el tema inquietante de Twin Peaks) a lo largo de tres décadas. Lynch a menudo adoptó el papel de productor y letrista en esta colaboración, como en los temas cantados por Julee Cruise, Mysteries of Love y Falling.

Los dos completaron el álbum de free jazz Thought Gang antes de que Badalamenti muriera en 2022. Si bien Lynch no había hecho una película desde Inland Empire de 2006, ni ningún proyecto cinematográfico importante desde Twin Peaks: The Return de 2017, continuó haciendo música hasta casi el final de su vida.

El año pasado produjo y escribió la letra de Cellophane Memories, en colaboración con Chrystabell, una cantante tejana con la que había colaborado de forma intermitente durante 25 años y que protagonizó Twin Peaks: The Return como Tammy Preston.

Lynch será recordado, como uno de los cineastas más importantes, surrealistas y oscuros de todos los tiempos, por haber arrojado una mirada nueva y extraña sobre los horrores del mundo, la belleza trascendente y los misterios, hogares de la clase media estadounidense y pesadillas violentas que acechaban sus películas y que hicieron de su nombre un sinónimo del surrealismo en todo el mundo donde la música habla al corazón de todos de una manera silenciosa y muy poderosa.

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