Nunca he tenido problemas con la poca (o nula) interacción que a veces se establece entre público y artista desde el escenario. Si huraños como Van Morrison o Dylan ni saludan ni sonríen no disfrutaré menos de la velada. Al fin y al cabo, solo faltaría que les pidiéramos más comunicación a monstruos que han parido joyas como “Moondance” o “Blood on the tracks”.
Este déficit de comunicación no resta, pero cuando si se establece, suma. Es el caso de la presentación de “Postales de invierno” (2023), que sirvió como perfecta excusa para que The New Raemon (o lo que es lo mismo, Ramón Rodríguez) se mostrase delante nuestro con la desnudez que otorga la guitarra para hacer un repaso de principio a fin de una trayectoria tan larga como sólida.
Una actuación que comenzó más directa, con joyas de su cancionero más reciente como “Caen los árboles”, “Rompe La Ola En Tu Acantilado” o “El Canto Del Pájaro A Mediodía”, alternando púa y fingerpicking, y que fue tomando un tono más cálido y cómplice cuando nos explicó el origen de las iniciales “La cafetera” y “Sucedáneos”, o el mal rollo que le produce el éxito de su mayor hit, la adaptación, que no versión, de “Te debo un baile”.
Numerosas citas a sus proyectos con Mcenroe (“Niño Aún”, “Agosto del 94” y “Era Amor” entre las más destacadas), aprovechó la pausa de afinación para explicar los problemas que tuvo Nick Drake en su tiempo con las afinaciones “alternativas” y nos emplazó a conseguir la última entrada disponible de concierto de reunión de su primera banda Madee el 22 de mayo en Barcelona (no sé si el llamamiento tuvo éxito instantáneo pero el recital ya es sold out).
Grandes canciones, conversaciones y confesiones y un The New Raemon que transmutó en perfecto storyteller: otoño en primavera…
Fotos Noemí Pujolar.
