Pablo, Fer, Miguel, Alex, Mike y Manu. Esto es Tangerine Flavour. La banda nos brindó un concierto espectacular, con un sonido perfecto y una ejecución brillante tanto individual como colectivamente. Poco a poco fue modulando magistralmente el ánimo del respetable.
Un recorrido por una panorámica de 10 años de carrera musical iniciado al paso con el medley «Roses / Followin’ The Path Of The Sun / No Kisser Girl / South American Style», aflojando ligeramente la rienda para avivar la marcha con «Red River», «It Ain’t Over Yet» y «Five Tears Of Dust». Cuando todo fluye tranquilamente disfrutando del paisaje nos ponen a trotar con «Madison Ave» (la canción para empezar a mover el culo) y «Nashville, TN», diestra y hábilmente transicionada a una chispeante galopada rockera que avisa con lo que está por venir.
Un momento para abrevar en el meandro del río fue «Time Is Runnin’ Over», «Empty Fantasies» y «Sad True Story», que no es una historia triste irlandesa aunque lo pudiera sugerir el título. La nostalgia por aquella pareja/amistad que dejó su huella en nuestra vida nos envuelve unos minutos con «Song For Alba»…
El appaloosa al que nos han subido los Tangerine no para, con la rienda suelta decide pasearnos entre San Louis y New Orleans con aromas de jazz cuando suena la intro de «God» que se pone bizarra tras una paradihna y una rentrée, marcada por una intro de bajo a mitad del tema, que nos lleva a galope tendido a la vacilona y cañera «Free». Todo cristo corea a caballo ese estribillo cachondo cuando nos percatamos que Hidalgo (así se llama nuestro rocín), tiene sangre criolla y sabe bailar ritmos afrocaribeños con «Rainha Do Sul». ¡Diablo!

Este jamelgo tiene bastante de mesteño, seguro. Mientras afloja el galope para coger resuello se pone melancólico al son de «Por La Puerta De Atrás». El acento de la lengua de Cervantes y las referencias a las calles de Madrid, remueven el ADN de sus ancestros al recordar aquella jaca que le dejó roto el coração…
Los Tangerine Flavour no dan tregua, amigo. Taconazo en los hijares para la galopada final. «Dark Winter», arrollador crescendo rítmico, nos pasa a todos por encima como un trueno cósmico preludio del fin de fiesta. ¡Nooooo, oootra, oootra, oootra! Una tirita balsámica, «Hey Dylan/Crazy Rachel», y dos puntos de sutura rocanrolera, «Outlaw City» y «Ten Dollars», cierran sin dolor la herida del final de este derroche de entrega y amor por la música.
Todos los asistentes nos quedamos con amplias sonrisas y caritas de felicidad tras ovacionar a estos Mandarinos Espaciales que se lo han pasado de maravilla en el escenario para regocijo y solaz del respetable.
Texto – Juan José Cordero Moreno
Fotos y videos – Ana Hortelano