BAND OF FRIENDS regresaron a Madrid para rememorar el legado de uno de los mejores guitarristas de todos los tiempos, el tristemente desaparecido RORY GALLAGHER , músico de culto para muchos seguidores.
Poco público se dio cita en la sala Caracol, el amplio abanico de conciertos y la ajustada cartera no da para más. Algo más de medio centenar de nostálgicos cuarentones que siguen emocionándose con la música GALLAGHER. En un conciso escenario, sin ningún tipo de alarde, saltaban a la palestra, Gerry McAvoy al bajo, estuvo al lado de Rory nada más y nada menos que veintiún años.
A la batería otro compañero de fatigas en la trayectoria de Rory, Ted Mckenna, y el encargado de figurar el papel principal y más comprometido corrió a cargo de Marcel Scherpenzeel.
BAND OF FRIENDS defendieron a capa y espada viejos clásicos asemejándolos a su originalidad, sobre todo cuando el sentimiento y la profesionalidad son características esenciales de la obra del irlandés.
No faltó sentimiento por parte de los tres músicos, aunque la voz cantante y el empuje del grupo lo lleva Gerry McAvoy, los protagonistas eran los inquietos dedos y la asemejada voz de Marcel Scherpenzeel.
No fue tarea fácil emular a Rory pero es de reconocer la gran labor que hizo este hombre a la hora de igualar los temas en el más mínimo detalle. «Follow me», «Moonchild», «Philby», «Bought & Sold»… por nombrar algunos de los temas que componían el repertorio, eran finalizados con una calurosa ovación del público que con una sonrisa de oreja a oreja mostraba una imagen de auténtica felicidad.
Los músicos, sobre todo Gerry, al igual que el público estuvieron sonrientes, contentos, incluso hubo tiempo para recordar alguna anécdota curiosa vivida con Rory al igual de mencionar a otros grandes guitarristas recientemente desaparecidos como es el caso de Alvin Lee o Gary Moore.
El trío mantiene la temática de guitarra, batería y bajo, clásico en los grupos de blues-rock de la época, que mantuvo Rory durante su trayectoria aunque en algunos casos se apoyó en los teclados. Gran calidad de sonido el obtenido durante toda la actuación, impecable.
La noche agonizaba y no sería por falta de ganas pero aunque logramos sacar a los músicos y rendirnos ante ellos con los entrañables «Tattoo´d Lady», «Shadow Play» o el bailado «Bullfrog Blues» tema que aprovecharon para deleitarnos con unos escuetos y directos solos, nos quedamos con ganas de más… mucho más.
A veces los viejos clásicos son más modernos que nunca y en ocasiones se agradece este tipo grupos que tienen claro desde el primer momento lo que pretenden ser…. sencillamente una «Banda de Amigos».