Candy llegó desde fuera de la isla, tras la puerta dede los bares era la querida de todos, pero nunca perdió la cabeza, ni siquiera cuando la daba haciendo una mamada, dijo, Hey nene, date una vuelta por el lado salvaje
Lou Reed se marchó al sucio bulevar hace una semana para darse una vuelta por ese lado salvaje, era un tipo normal de 71 años («Average Guy»), constituyó la legendaria The Velvet Underground auspiciado por el genio Andy Warhol, para más tarde intelectualizar el Rock en solitario a base de muchas drogas y poesía contemporánea. Keith Richards fue el único que consiguió igualarlo en el consumo de drogas, su hígado no lo resistió y el pasado mes de mayo fue sometido a un trasplante del órgano.
Hace una semana, un domingo 27 de octubre de 2013, Lou Reed miraba los árboles desde su casa de Long Island en Nueva York mientras practicaba tai chi, sus brazos se movían al compás del aire, el dolor y la belleza de sus canciones se soltaron de su cuerpo y éste caía al suelo repentinamente, el ídolo del yonki roquero no resistió más y sucumbió, contaba su esposa, la compositora Laurie Anderson hace unos días.
Última entrevista ofrecida por Lou Reed antes de morir el pasado 21 de septiembre con Farida Khelfa, para la compañía de auriculares Parrot Zik, de la que el cantante se encargó expresamente de su desarrollo y asesoría. Lou estaba ayudándoles a mejorar el sonido de sus productos identificando dónde había que mejorar el sonido y ciertas frecuencias que no eran perceptibles, sobre todo los bajos, sus palabras impactan por su emotividad al referirse a su pasión por el sonido.
Lou Reed cuenta en la entrevista para la compañía de auriculares que asesoraba que «haces lo que amas, si no te arrestan», o comentarios tan geniales como «mi padre nunca me compró una mierda», «duermo con mi guitarra y amplificador», «más que el simple ruido, el sonido ordenado es música, mi vida es música», «sólo tocaba desde el corazón», «Hasta Bethoven hacía música siendo sordo», «si no consigues que tu música tenga bajos es como si no tuvieses piernas, estarías amputado», «conozco solamente dos marcas de auriculares que consigues que escuches los bajos correctamente», «los cd´s suenan tan mal que gracias a programas y otras tecnologías puedes volver a re grabarlos de otra forma, una opción es la de vinilos de doce pulgadas, una canción un vinilo de 12″, ahora si escuchas los bajos», «el sonido para mi es como un traje para ti», y «es muy simple, la esencia del sonido proviene del latido de tu madre, y cuando vas creciendo escuchas el sonido del viento o del amor».
50 años de carrera musical de Lou Reed dieron de sí a componer temas fundamentales para la historia del Rock, como «Heroin», «I’m Waiting For The Man», «White Light/White Heat», «Sister Ray» o «Oh! Sweet Nuthin'» junto a Velvet Underground y «Walk On The Wild Side», «Sweet Jane», Perfect Day», «The Kids», «Average Guy», «Vicious», «Dirty Blvd.» o «What’s Good» de su carrera como solista y lo más reciente que trabajó en el estudio fue «Lulu» junto a Metallica.
Lou Reed fue de los primeros músicos de la historia del Rock en utilizar gafas de sol durante sus conciertos, eso fue en la estapa Velvet Undeground, desde muy joven lucharía contra su sexualidad y depresiones, viéndose reflejada en las letras de sus canciones sobre drag queens, sadomasoquismo o prostitución, y aplacándolo todo con heroína, anfetaminas y alcohol durante toda su vida.
Tuvo que marcharse a Europa en busca de su mentor, David Bowie a comienzos de los años setenta, su estapa de mayor éxito comercial en pleno apogeo del Glam y Ziggy Stardust, Bowie trató de llevarlo por el buen camino, pero el resultado sería en vano.
Su viaje a través de la heroína le sirvió para hacerse sentir como el hijo de Jesucristo, como cuenta en su canción «Heroin», tema imprescindible en la historia del Rock alternativo de a finales de los años sesenta.
Con su álbum «Berlin» (1972), Lou Reed se consagra, una ópera Rock trágica, como toda su obra, un ábum irrepetible, como el «Transformer» (1973), imprescindible dentro del Glam Rock, producido por David Bowie, dos álbumes de infiernos personales por el lado más bestia de la vida.
Dos décadas después haría su tercer disco más importante y quizás su último y más apreciado por todos sus fans, «New York» (1988), en mi opinión uno de los mejores discos y más furiosos de la historia del Rock de los últimos treinta años, con canciones como «Romeo had Juliette», «Dirty Blvd.», «There is no Time», «Busload of Faith», «Sick of You», o «Hallowen Parade», sintetizando en cada una de sus canciones la áspera y contradictoria atmósfera de su ciudad.
My Morning Jacket, junto a Neil Young, Elvis Costello y Jenny Lewis interpretaron el Oh Sweet Nuthin’ de Velvet Underground el pasado domingo 27 de octubre en el The Bridge School organizado por Neil Young y su esposa Pegi Young en homenaje a Lou Reed.
In Memoriam. Descanse en paz.
1 Comentario