Marc Ford ex-guitarrista de Black Crowes presentó en la sala El Sol de Madrid su último lanzamiento «Holy Ghost» el pasado 10 de Mayo. Tras unos años de retiro Marc ha logrado desencadenar sus malos hábitos llenos de excesos con el alcohol y las drogas para involucrarse junto a su hijo Elijah Ford y los miembros de la banda británica Phahntom Limb en esta gran obra marcada por una línea de blues-folk.
Con una más que aceptable entrada la sala El Sol recibía a Elijah Ford que se marcó una pequeña actuación preámbulo de lo que sería el concierto de su padre esperado con ansia por el personal.
Elijah se mantuvo en una postura acústica que abarcó la mayoría del tiempo que estuvo en el escenario, dedicando los últimos temas ejecutados con los músicos que acompañan a su padre.
La expectación por ver en directo a Marc Ford se palpaba en el ambiente, las primeras filas éramos sardinas enlatadas defendiendo nuestro pequeño territorio formando una muralla alrededor del pequeño escenario de la sala. Pocos cambios hubo en el escenario para que retomaran sus puestos los músicos que nos resultaban familiares junto a la del «rellenito» Marc Ford que comenzó a desmenuzar temas de su trabajo Holy Ghost dentro de una perspectiva basada en las guitarras acústicas orientadas a la música country-blues-folk.
Marc mostró su lado más distendido dando lugar al perenne intercambio de instrumentos entre los músicos, exceptuando al batería. Refinada acústica la que pudimos percibir y felicitaciones al técnico de sonido ya que en un limitado escenario se llegaron a contar siete músicos, entre ellos tres guitarras eléctricas, teclados, batería, banjo y bajo, todo un elenco musical bajo la gerencia del ex-cuervo.
El sr. Ford cambió el rumbo del concierto hacia terrenos más rockeros cuando decide aparcar la guitarra acústica y echa mano a la eléctrica dando pie a los mejores momentos de la noche haciendo alarde de su maestría a las seis cuerdas junto a su amigo Craig Ross, guitarrista de Lenny Kravitz, que se subió al escenario para fascinar al respetable en un constante desafío guitarrero custodiado por la flamante banda que mantuvo una sublime disposición durante la corta hora y media que duró la actuación.
Buena acogida la del público madrileño que no titubeó a la hora de retratarse con el protagonista de la noche. Esperemos que Marc continúe en el camino adecuado alejado de excesos y entregado a su habilidad musical.