Festival Blues Bejar 2014, celebró durante el viernes 11 y el sábado 12 de julio la décimo quinta edición de uno de los eventos veraniegos más importantes a nivel internacional de blues en nuestro país.

La localidad salmantina de Béjar recibió con los brazos abiertos, como es de costumbre, a todos los asistentes y artistas que fueron protagonistas de un inolvidable fin de semana.

Nada más entrar en el municipio ya se respira ese buen ambiente al que nos tiene acostumbrado este festival,  los bellos parajes de la sierra bejarana dentro de un bosque de castaños se erigen los centenarios muros  de la plaza de toros más antigua de España hermanada durante quince años a los sonidos nacidos en Nueva Orleans.

El que no conoce este festival y lo prueba un año, repite, vaya que si repite aunque no conozcan a los grupos que actúen, da lo mismo, alguno se lleva una sorpresa. Simplemente el buen ambiente que emerge de la gente venida de los lugares más recónditos dispuestos a pasar un buen fin de semana entre naturaleza, gastronomía, cultura y sobre todo con un sentido perceptivo a la comunicación entre la concurrencia.

Con entusiasmo e ilusión llegamos al hervidero de blues para adentrarnos en el coso y volver como cada año a la cita imperdonable para los aficionados a la música popular negra del último siglo.

Ester Rada encendió la gran llamarada del festival e inauguró la tarde noche bajo su personal propuesta musical. Bien es cierto que nos perdimos gran parte del concierto, llegamos de viaje con los horarios muy ajustados y mientras nos acomodamos en el hospedaje sólo nos dio tiempo a presenciar un par de temas.

Mezcolanza de sonidos funk con reggae bajo una fuerte intensidad en la sección de vientos eran bien recibidos y bailoteados por parte del personal que no quiso perderse ningún detalle del primer día.

Una auténtica leyenda viva proseguía la tarde noche siendo el siguiente artista referente esencial de los sonidos blues con más solera traídos desde Louisiana ha estas tierras castellanas.

Hablo de  Lazy Lester a sus ochenta y un años tiene el suficiente ánimo y dinamismo para subirse a un escenario cantar, tocar la armónica, la guitarra y dar a conocer los sonidos más rancios del blues pantanoso.

Acompañado por una gran selección de músicos compuesta por dos guitarras, batería y armónica,componen la banda King Bee. Lazy Lester hace lo que puede, su avanzada edad hace mella en su voz y en el esfuerzo requerido para tocar la armónica, pero no estamos en esas. Lo que sí estábamos era ante un importante epígrafe en la historia del blues autor de grandes clásicos del género curtido bajo las influencias más clásicas del blues.

Aún sin la resonancia rítmica del bajo pudimos saborear el sonido añejo del blues incluso el boogie y quedar cautivados por los sencillos y efectivos acordes de este gran genio que por momentos aullaba bajo la gran luna que nos miraba envidiosa.

Su voz fatigada enarbolaba los ánimos que crecían por momentos, sobre todo cuando se colgó la guitarra y se notó cierto cambio sustancial en la actuación. Dos efectivas guitarras, se combinaban para marcar y acompañar el ritmo de la batería y hacer los oportunos punteos llegando a estar sonando tres guitarras a la vez dejando protagonismo al abuelo del blues. La cara de felicidad entre el público aclaraba cualquier duda sobre la puesta en escena de Mr. Lazy Lester.

Buena actuación que sedujo a un público que no daba crédito cuando se enteraba de la edad del artista.

La noche imparable presentaba a la cantante guitarrista norteamericana Carolyn Wonderland , sin duda fue la gran sorpresa de todo el festival.  En formato trío, batería, teclados y guitarra voz nos dejó boquiabiertos. Su habilidad a las seis cuerdas y su gran chorro de voz dejó huella en el historial del festival.

Moldeó un repertorio basado en sus cinco trabajos con la particularidad de prescindir de numerosos instrumentos que cuentan sus discos, armónica, trompeta, bajo…. Su garra encima del escenario es toda una transmisión de sentimiento y entrega que llega y de que manera a la atenta percepción del oyente.

Lo que presenciamos es una conjugación del blues con el rock, teñidos con gran sabor americano, que tan bien se hizo en los años sesenta donde estaban de moda los power trío, con un toque personal marcado por la magnífica voz, prueba de ello la distancia que marca entre el micrófono,  por momentos nos recordaba a la  mismísima Janis Joplin. Cuatro elementales  acordes son capaces de hacer que todo el personal se vuelque con el grupo,  el triunfante final obligó, ya sin tiempo, ha cantar un tema sin instrumentos impuesta por un crecido clamor popular que quedó con ese amargor de no saborear un ovacionado tema más .

Si hay algo que decir en contra es la carencia del bajo ya que hubiera dado más solidez a los temas, el trabajo rítmico lo ejercía el mismo que tocaba los teclados.

Habrá que estar atento a esta gran artista y no dejar pasar por alto ninguno de sus conciertos.

Con la atenta mirada de la luna llegaba la recta final a cargo del sonido marcado por Chicago Blues Revue, todo un enclave ejecutado por dos grandes, el pianista y cantante Kenny Wayne y otra leyenda viva del mejor blues de Chicago, un sobresaliente bajista, Bob Stroger otro octogenario que venía dispuesto a rematar la faena, nunca mejor dicho, junto a Quique Gómez & Luca Giordano Band.

Acostumbrados a escoltar a grandes bluesman, no iba a ser menos en esta ocasión la magnífica banda de Quique Gómez & Luca Giordano  acompañaron a Mr. Wayne y Stroger fueron los encargados de dar el inicio del final de la noche con una introducción que presentaban al elegante pianista Kenny Wayne que se integró en el tema despuntando los sonidos del teclado y su garganta.

Sin duda el comienzo fue de gran valor musical que decreció por el excesivo abuso de las teclas bajo la atenta mirada de los músicos acompañantes que esperaban la indicación oportuna para intercalar sus instrumentos en el tema. Pequeño inciso que no tuvo más repercusión porque el resto fue todo un manifiesto de maneras y habilidades por parte de todos los músicos que daban pie a la presentación del refinado Bob Stroger.

https://youtu.be/7EJHR2DCpKI

Con un aire alegre y desenfadado se presentaba ante un púbico rendido a sus pies,vocalizando su avejentada voz no tardó en colgarse su inseparable bajo y unirse al elenco de músicos que estaban en el escenario ejecutando de una forma magistral las cuatro cuerdas más rítmicas de la gala.

Fue la noche del blues, sin duda, tuvimos presentes a grandes leyendas del género que hicieron una velada única. El señor Stroger se paseaba pasito a pasito, con lentitud  por el escenario haciendo alarde de su maestría con el bajo.

Luca Giordano bordó una actuación a las seis cuerdas  y la gran importancia del sonido minucioso de la armónica de Quique Gómez, sin menospreciar el gran toque rítmico de Hector Rojo al contrabajo y Pablo Bárez a la batería. Gran banda digna de estar con los grandes.

Rescataron clásicos temas de ambos músicos y crearon un buen rollo en la arena de «La Ancianita»  al compás de rythm´n´blues con olor a hierba prohibida regado con un refrigerante zumo de cebada que hicieron bailar a todo el personal. La primera jornada daba sus últimos coletazos con caras de gran satisfacción, aún con el cansancio apoderándose quedaban fuerzas para afrontar el duro sacrifico de acercarnos a la barra del bar.

Tras unas pocas horas de descanso nos decantamos por reponer fuerzas y acercarnos dando un paseo al bello pueblo cercano de Candelario para luego regresar a Béjar y tomar el aperitivo bluesero que organizaba el Café La Alquitara con Quique Gómez y Luca Giordano Band a parte de contar con algún que otro invitado más.

Una comida copiosa daba paso a una modorra situación que únicamente se curó con una buena siesta. Después de  reponer fuerzas para afrontar la segunda jornada del festival nos acercábamos apasionados por ver la única actuación que Gov´t Mule daba en España.

La banda liderada por  Warren Haynes cantante y guitarrista de Allman Brothers en la actualidad, junto a Matt Abbs a la batería (Allman Brothers), Danny Louis a los teclados y guitarra y Jorge Carlsson al bajo  recuperaron la esencia del rock sureño asociado al blues, hard rock de los años sesenta siendo el gran grupo de los dos días. Tras una escueta y precisa presentación comenzaron sin dilaciones con  «Steppin´Ligthly» alternando las dos guitarras con la batería y el poderoso ritmo que marca el bajo en este tema.

«Streamline Woman» marcó la diferencia y puso en evidencia la versatilidad de Danny Louis a los teclados dejando como guitarra solista a Haynes. Los temas, por lo general, de más de seis, siete minutos daban pie al virtuosismo y amplitud musical que este cuarteto lleva ejecutando durante más de veinte años rescatando temas de toda su carrera.

Los sonidos psicodélicos se apoderaban de la noche con «One of These Days and Temporary Saints», total  pepinazo que nos terminó de embaucar con «Soulshine» intercalando «No Reward», entremezclas entre el blues con extensos solos de guitarra y sucedáneos del rock clásico.

Un paso más en el tiempo y tocaba el turno a «Thorazine Shuffle» para sorprendernos con la maravillosa versión que se marcaron del «War Pigs» de Black Sabbath, ahora entendíamos la banderola que colgaba detrás de la batería y en el graderío.

Las casi dos horas de concierto habían sabido a poco remataron de una forma triunfante para despedirse y la multitudinaria súplica de regalarnos algún tema más lo consumaron con otra fantástica versión, acompañado por Lucky Peterson a los teclados, tantas veces interpretada por infinidad de artistas, hablo del tema «Ain´t No Love In The Heart Of The City» popularizada por Whitesnake pero original del primer álbum de Bobby «Blue» Bland.

«Cortez The Killer» fue la traca final con dos guitarras, tal como empezaron. De esta manera la actuación de Gov´t Mule catapultó la segunda noche con dos horas de actuación dejando el listón muy alto difícil de superar.

Le tocaba el turno a Lucky Peterson que estuvo en la edición del 2011, repetía en este gran festival con un empiece muy cañero  por parte de su banda encabezada por el guitarrista Shawn Kellerman interpretando un boogie muy animado para que se instalase el señor Peterson en la banqueta y comenzara el baile de dedos levantando el ánimo del público.

Tema bastante largo para recrearse en las teclas poner sus clásicas caras y colgarse la guitarra para hacer de las suyas encima y abajo del escenario.

Comenzó a las seis cuerdas con un blues rock sobre las tablas pero no tardó en hacer una vez más el número, propio de sus actuaciones, de perderse entre el púbico y tirarse casi quince minutos tocando la guitarra y crear máxima expectación.

Revolucionó toda la pista con su guitarra, llegando a pedir una silla y deleitar a los más cercanos con su valerosa habilidad a las seis cuerdas. Corta pero apasionada actuación la de Lucky, un tema más ya arriba del escenario con el piano y para los camerinos. Nos dejó «in albis», cuando el público estaba totalmente eufórico,con unos cuarenta minutos de gran intensidad musical se despide y hasta la próxima.

La banda formada por Arizona Baby y Los Coronas, Corizonas culminaban la edición 2014 del Festival con su particular estilo reconvirtiendo el rock inspirado en composiciones del lejano oeste.

La fiesta comenzaba con la banda en escena que daba paso al inconfundible cantante, sus largas melenas y barbas no le dejan pasar inadvertido . La vigilante luna inspiraba concesiones a la psicodelia que,  tras la gran pantalla ilustraba todos los temas con imágenes irracionales o filmaciones en el viejo oeste.

La fusión entre estas dos grandes bandas les ha llevado a un sonido innovador e inusual en nuestro país. La gente aguantó bien el tirón corizónico y sobre todo si aderezan el repertorio con versiones de Black Sabbath, Rolling Stones, Pink Floyd …. Siete músicos encima del escenario con diferentes estilos musicales confluyen en el desparrame más amplio que el rock pueda ofrecer.

No terminamos de ver a Corizonas, el cansancio se apoderó, decidimos ausentarnos y quedarnos con el buen sabor de boca que otro año más nos ha dejado este gran festival. Buena organización, sin agobios ni aglomeraciones, buen rollo entre el público, naturaleza, gastronomía,precios asequibles…. ¿se puede pedir algo más para pasar un fin de semana? .Larga vida al Festival Blues Bejar.