Steve Crooper junto a The Animals ofrecieron una estupenda lección de buen hacer encima de las tablas, la experiencia de los años han servido para que hoy en día se suban con auténtica dignidad a un escenario. Dentro del ciclo Leyendas Con Estrella SON Galicia una vez más apostaron por rescatar viejas glorias que aún mantienen su talante musical. La elección fue todo un éxito ya que las estrellas que nos visitaron el 22 de Octubre en el Teatro Lara de Madrid brillaron con gran esplendor. Aunque el público madrileño no logró llenar sí se registró una más que aceptable entrada. La formación liderada por John Steel batería fundador de The Animals saltaban a la palestra junto a otro inseparable compañero de la formación británica, el teclista Mickey Gallagher arropados por el simpático Daniel Handley a las voces y guitarra y el bajista Scott Whitley. El concierto ofrecido se dividió en dos partes una primera en la que The Animals ofrecieron un repertorio en el que dispusieron de temas propios, «House of the Rising Sun», «I Believe to my Soul», «Don´t let me be Misunberstood», «I´m Crying»….. y ciertos clásicos de otras formaciones como «Bring It On Home To Me» de Sam Cooke.
Un meritorio trenzado musical donde la acústica no pudo ser mejor, presenciar a estos tipos con unos cuantos años a las espaldas y comprobar que se encuentran en perfectas condiciones es todo un triunfo. La elegante guitarra de Steve Crooper esperaba impaciente en el trípode para ser manoseada por uno de los guitarristas fundadores de Blues Brothers , tardó unos cuarenta y cinco minutos en incorporarse a la formación y aquí fue cuando se colocó la guinda al pastel. El juego musical que aportó su guitarra fue todo un despliegue instrumental apoyándose en temas del pasado como «Time is Tight» de Booker T. & The MG´s , «In The Midnigth Hour» de Wilson Pickett, «Green Onions» de Booker T. & The MG´s , «Water» …. donde el espíritu de Otis Redding hizo presencia con «Sitting on the Dock of the Bay» o «Knock On Wood», así un suculento repertorio donde la calidad y calidez arrebataban la atención del espectador. Los músicos no eran más que meros porteadores de una sonoridad refinada y un saber estar encima del escenario. Un final feliz con el «Soul Man» de Sam & Dave y el fragor popular hizo que los músicos saliesen de nuevo, pusieran en pie a todo el teatro y bailásemos con el «Boom, Boom» de John Lee Hooker. No hay mejor forma de comenzar la semana que con buena música y como dijo Cervantes «donde hay musica no puede haber cosa mala».