The Buttshakers nos hicieron una visita protagonizando la noche madrileña el pasado 26 de Noviembre arremetiendo con la presentación de su última entrega discográfica «Night Shift». Se les quedó grande la sala Copérnico pero consiguieron una más que aceptable entrada y así modularon un concierto a base de soul cardiaco con guiños a un blues garagero y una vista atrás a los sonidos negros, en poco más de hora y veinte. Bien es cierto que hay cierto tipo de música que tiene las particularidades para que funcionen más que otras, esta es una de ellas y así The Buttshakers se ajustaron a un escueto repertorio donde los metales tomaron el protagonismo sonoro de la formación francesa con una efusiva agresividad vocal, la de su cantante Ciara Thompson, que se mantuvo durante todo el concierto rebosante de energía y no titubeó en descalzarse y bailar entre el público.
Los ingredientes estaban más que elegidos para que la diversión no decayese en una continua invitación al baile, vigorosa voz femenina, ritmos pegadizos, infectados de vitalidad, descarados, buenos coros y un papel primordial el que ocupan la sección de vientos. Si su cantante es la que desempeña gran parte del protagonismo del grupo, los vientos no se quedan atrás y habilitan su espacio dando una clara identidad al grupo.
Simpáticos y divertidos tratan de impulsar ese persistente deseo porque el público cayese en el tan esperado baile que no terminó de cuajar. En directo algo falta en el sonido del grupo los temas se quedan cortos, cuando le vas cogiendo el hilo se acaba y…. otro nuevo. No se trata de deslucir la actuación del grupo, pero sí caer en el criterio personal de que unos posibles temas más desarrollados, más duraderos en tiempo, pueden sacar el máximo rendimiento a una formación que cuenta con un máximo potencial.
