Don't Think Twice, It's All Right
La enigmática e inclasificable cantautora Judith Lynn Sill, nacida en Oakland (California) en 1944, representa el prototipo de la artista atormentada cuya obra queda vinculada inexorablemente a sus experiencias personales y su vida extrema.
El lanzamiento de un nuevo volumen en directo de los «Under The Wheels» sirve como perfecta excusa para reivindicar la figura de Ethan Miller. El californiano es sin duda uno de los grandes agitadores de la música rock de los últimos 20 años, primero con Comets on fire y después con sus excelsos Howlin Rain.
Eran cuatro chicas atractivas, quizás demasiado y por eso nunca se las tomó totalmente en serio. Con sus bonitas voces y una serie de hits indiscutibles nos alegraron los ochenta y, sin embargo, cuando regresaron en 2003 con ‘Doll revolution’ ya casi nadie las esperaba, salvo los muy fans.
Muy cerca estuvo Michael Stanley de ascender al Olimpo de los “Working Class Hero” americanos de mediados de los 70’s, tipo Bob Seger o Bruce Springsteen. Quizás le faltó un puñado de singles con más pegada comercial (cosa que si consiguió con «He Can’t Love You» de “Heartland” en 1980, con Clarence Clemons al saxo)
Joe Drukas grabó un par de álbumes apreciables, ‘Goodbye Joe Drake’ (1973) y ‘Shadowboxing’ (1975) y, ante la falta de repercusión, desapareció del mapa tan discretamente como había surgido, dedicándose en sus últimos años a algo tan poco edificante como representante de ventas de una empresa hasta su fallecimiento en 2012 a los 64 años.
‘In concert volume one’ (2006) de The Sadies, una semidesconocida banda canadiense cuyo hábitat natural era el contacto con el público y las giras interminables, rezumaba aroma a clásico y‘Country club’ (2009) que grabaron junto al fundador de la banda punk rock angelina X, John Doe.
Los Ozark Mountain Daredevils fueron de esas bandas que no dominaron los 70’s pero si que dejaron huella. Humildes orfebres del ritmo y la melodía, su irresistible mezcla de country-rock, bluegrass y pop (icónica la imagen de Paul McCartney llevando una camiseta del grupo) caló a ambos lados del Atlántico, y los maravillosos artwork de sus vinilos siguen realzando el disfrute de su escucha.
Formada en 1968, la banda original de Alice Cooper forjó una marca teatral de hard rock que estaba destinada a conmocionar y nunca antes se había visto. En cinco años lanzarían no menos de siete álbumes de estudio. En octubre de 2015, más de 40 años después, el propietario de la tienda de discos y superfan Chris Penn convenció a la formación original para que se reuniera para una actuación muy especial en Good Records, su tienda de discos en Dallas, Texas.
Su fichaje por Deep Purple en 1994 le otorgó por fin a Steve Morse un más que merecido reconocimiento mediático. Siempre alabado por la crítica e idolatrado por unos seguidores que apreciaban su innovación y variedad de registro, aportó a la banda británica un plus de energía cuándo en teoría poco tenían ya que mostrar.
Si en los últimos años se viene reivindicando levemente el volcánico legado de Betty Davis (tampoco lo suficiente, no nos emocionemos), no ha sucedido lo mismo con el de una vocalista inglesa llamada Ruth Copeland, cuyos dos álbumes grabados junto a miembros de la saga Funkadelic/Parliament permanecen, de alguna manera, en el injusto ostracismo.