Hubo una época en que el mundo del rock, pop, soul, etc, se nutrió de una generación de coristas negras tan talentosas que éstas, ineludiblemente, trataron de salir del anonimato y probar suerte en solitario. La mayor parte se saldaron con resultados artísticos asombrosos (Marie Queenie Lyons, Merry Clayton, Lyn Collins, Doris Troy, Clydie King, Doris Duke…) pero, por desgracia, comercialmente fallidos. Y todas volvieron a un segundo plano o abandonaron el negocio de la música. Uno de esos casos fue nuestra protagonista de hoy: Tami Lynn (también conocida como Tammy o Tamiya).